Comer es para muchos uno de los
grandes placeres de la vida, para otros menos comilones, poco más que una
agradable necesidad. En cualquier caso, es indudable que a través de la cocina
se puede explorar un componente importantísimo de la cultura de un país
extranjero. En ocasiones buscamos nuevos sabores, ingredientes o combinaciones
de los anteriores para ser partícipes de nuevas experiencias culinarias. Otros
buscan lo exótico, lo extravagante y lo extraño… la aventura en la cocina. Esta
entrada está dedicada a esos manjares que a algunos causan repulsión y a otros
les sube la adrenalina.
Empezando por el nivel amateur: la cocina safari. En Kenia y
Tanzania se puede encontrar comida de animales salvajes que rara vez se verán
en los ultramarinos occidentales. En Nairobi, Kenia, hay un
famoso restaurante llamado Carnivore. Allí
se ocupan de preparar y servir toda la carne que se pueda imaginar… pero
también depende de la temporada y el control de las autoridades. Es un
restaurante notorio de modo que no se puede permitir el lujo de vender piezas
prohibidas. En otra época servían camello, cebra y gacela. Hoy por hoy lo más
exótico que se puede pedir del menú es cocodrilo y avestruz. El cocodrilo tiene
un sabor curioso, un punto medio entre pollo y merluza quizás. La avestruz es
carne tierna y realmente sabrosa… se ha convertido en mi favorita.
A la izquierda, albóndigas de avestruz y justo encima, de color amarillento, cocodrilo
Cocinero de Carnivore preparando la última pieza de la noche
También fui a una granja de avestruces con ganas de degustar dicha carne una vez más. Compramos un huevo y por la noche preparamos una buena tortilla: ¡más rica que las de huevo de gallina!
Carne de avestruz
Tortilla de huevo de avestruz
Según me han contado, en Arusha, Tanzania, existe una
carnicería donde si dices la palabra exacta y de la manera correcta, estarán
encantados por venderte algún kilo de sabrosa gacela. En Kenia conozco quien
probó la carne de elefante… y habla muy bien de ella.
Recuerdo que en medio de esta caza carnívora pregunté si era posible comer
carne de león… ¡Todos mis amigos tanzanos y kenianos me miraban con cara de
asco!
¿Cómo vamos a comer carne de león? Nunca
lo haríamos…
Lo cierto es que comer carne de animales carnívoros es, por lo visto, tabú.
Engullir un herbívoro es una cosa… hacer lo propio con una bestia que devora
otros animales es otra. Sin embargo, una amiga me confesó que a su padre le
sirvieron en una ocasión carne de león a los pies del Kilimanjaro y la
describía como una carne dura, fibrosa, difícil de masticar.
Un poco más al norte, en Egipto, probé un plato típico: cerebro
de vaca frito. Bastante bueno.
Saltando al otro lado del Atlántico, en el precioso Méjico fui
en busca de los famosos chapulines; es decir, saltamontes fritos. Esta búsqueda
me llevó hasta el peligroso y poco acogedor Mercado de la Merced en D.F.
Después de una travesía (digna de otra entrada en el blog) para encontrarlos…
me los dejé olvidados en el coche…
En un buen restaurante de Polanco no me resistí a pedir escamoles; es decir, larvas de hormigas
que preparan salteadas al lado de la mesa para servirlas al instante. Un sabor
peculiar e interesante; reconocido manjar.
Para el siguiente nivel, sigue leyendo la siguiente entrada: Más cocina exótica: ten aún más cuidado con lo que comes: Camboya, Vietnam, Singapur e Indonesia. Serpientes, tarántulas, monos, perros y mucho más...
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