Cambiamos de continente
y nos vamos al Sudeste Asiático. Por ser Tailandia uno de los exponentes
culturales de la región, la mayoría piensa que sus países vecinos disfrutan
tanto del picante como los siameses… no es el caso de Camboya. La cocina jemer es rica, deliciosa y también guarda un
hueco para probar algo exótico.
A parte de los
numerosos vendedores ambulantes (especialmente en las zonas rurales) que
ofrecen todo tipo de insectos fritos, también hay restaurantes de categoría que
se dedican a las mismas lides.
Se trata del
restaurante Romdeng, en Phnom Penh. Aquí aprendices de chef hacen de las suyas
y ponen sobre el mantel manjares como tarántulas fritas o filetes con salsa de
hormigas. En el primer caso se trata de tres tarántulas. El sabor es algo salado
y la sensación es crujiente y propia de la comida frita. Lo mejor son las patas
y el tórax; la cola puede ser algo viscosa…
Tarántulas fritas
Con respecto a las hormigas,
es interesante, pero ofrece muy poco al plato, no se perciben demasiado. Vale
la pena probarlas, no obstante.
Carne con salsa de hormigas
En la jungla de
Mondulkiri, nuestros guías se dedicaron a cazar ranas por la noche que
cocinarían por la mañana para el desayuno. Empaladas entre dos ramas se harían
al fuego resultando en una carne tiernísima y muy sabrosa. En el Reino de Camboya
las comía muy a menudo… casi todas las semanas.
También en Camboya fui
a uno de los dos únicos restaurantes norcoreanos del país. Repito, Corea del
Norte. Se pueden considerar como las únicas embajadas culturales del aislado estado
asiático. Allí las camareras, que no tienen permiso para abandonar el
restaurante y la zona que lo rodea y según dicen tienen requisados sus pasaportes,
llevan el vestido tradicional coreano y bailan una de las danzas autóctonas. El
plato estrella es el famoso perro coreano… que justo el día que yo fui se había
acabado. Me conformé con lengua de buey y corazón de vaca, si no recuerdo mal.
Ranas recién cazadas en la jungla de Mondulkiri
En Vietnam por fin encontré lo que andaba buscando… carne de perro. Se
trata de una raza destinada al consumo, no a la compañía. Es un plato muy común
en algunos países de Asia; en especial, Corea, Vietnam y algunas comunidades no
musulmanas de Indonesia (el Islam prohíbe el consumo de carne canina además de
la porcina). Tomé una moto que me llevó al restaurante local donde entre fogones
preparaban carne de perro de todas las maneras imaginables. Se trata de una
carne tierna y extremadamente sabrosa… Repito.
En Singapur, un buen amigo me llevó a probar la otra parte de la que se
considera una de las mejores cocinas de Asia. Degusté las patas de gallo y los
célebres huevos centenarios. Se trata de huevos que después de largas
temporadas mantenidos en conservas toman un color oscuro, casi negro… admito
que no me gustaron demasiado. Al menos lo acompañé con delicioso zumo de caña
de azúcar.
Patas de gallo
Huevos centenarios
La línea roja de la
cocina exótica la sobrepasé en Indonesia.
En Yakarta hay varios restaurantes que se dedican a servir comida quizás
demasiado extravagante… Éste es el menú y esto lo que tomé:
Sangre
de cobra:
Si vas a la cocina
podrás ver todas las jaulas con distintos tipos de serpientes. Allí podrás
elegir tu cobra. En frente de ti la sacarán, la decapitarán y la estrujarán
derramando su sangre hasta rebosar el vaso. Acto seguido la desollarán y le
extraerán el hígado que será mezclado con la sangre y licor de arroz. La
creencia popular es que la sangre de cobra da al que la consume fuerza y
resistencia… yo cogí una gastroenteritis que me tuvo en el hospital 4 días… No
repito. Eso sí, fui el único de todos los que conozco que se puso malo… ¿mala
suerte?
Elige tu cobra
Antes de ser decapitada
Extrayendo su sangre
Preparación final con su hígado
Carne de pitón.
Deliciosa. Mi favorita de aquel día. Tierna, con más espina de las que
esperaba, sabrosa y jugosa. Repetiría.
Rodajas de pitón cortadas por la mitad
Carne de lagarto. Sin más. No veo por qué repetir.
Carne de mono. Ésta
presentaba una cierta encrucijada ética… al final la probamos y resultó ser
bastante tierna y rica.
Carne de murciélago… la
peor… A veces pienso que fue ésta la que me produjo la gastroenteritis.
Moraleja:
hay mucho que probar, pero también hay que tener cuidado. Sólo he enfermado una
vez y eso sí que no se lo recomiendo a nadie.
Echadle un ojo a la entrada que precede a ésta si
queréis leer más sobre comida exótica de otros países: Cocina Exótica: Mucho Cuidado Con Lo Que Comes. Tanzania, Kenia, Egipto Y
México.
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